lunes, 12 de febrero de 2018

OVNI DE UNA TARDE DE VERANO

por Lucía López


Si hay algo que solemos hacer para salir de la rutina diaria, son viajes fotográficos cortos... paseos por pueblos casi olvidados para perpetuar sus viejas estaciones... sus esquinas... sus rejas... Generalmente por rutas de tierra, poco transitadas y agrestes caminos vecinales, lo que a la fecha nos da un vasto conocimiento acerca de las vías alternativas y atajos entre poblados ubicados en nuestro entorno geográfico. 
Fue entonces que un día, hace ya algunos años, cuando realizábamos una de esas salidas y al circular por una solitaria ruta no pavimentada, alcanzamos a ver una figura poco común que se balanceaba en el cielo. 
¿Un pájaro revoloteando sobre alguna osamenta? No! Demasiado grande, demasiado duro...
Descartamos, de hecho, la probabilidad del avión, y los drones no eran fáciles de ver por aquel entonces mucho menos en medio de un campo. 
Hicimos un alto en el camino sólo para tomar los binoculares y observar al objeto que se recortaba en el cielo díafano. Se alcanzaba a percibir  “algo” de bordes irregulares parecían flecos deshilachados. De pronto lo perdimos de vista.
Continuamos nuestra marcha. 
Minutos después volvimos a ver el objeto que había sido tapado por la vegetación que se erguía en la zona pero esta vez estaba allí, a pocos metros de  nuestra ubicación.


La ruta que conecta Villanueva con General Belgrano (provincia de Buenos Aires) cruza sobre el río Salado, y al costado de éste, se halla un camping que en época estival convoca una gran cantidad de visitantes, los cuales desarrollan las más diversas  actividades que van desde el típico 
asadito del domingo, la mateada, la pesca y  EL REMONTADO DE BARRILETES, obvio!!!



La vista no nos había engañado éste era de lo más extraño. Hasta el día de hoy no hemos logrado saber qué representaba la figura de ese barrilete: un pájaro, un avión o súperman