martes, 13 de marzo de 2018

FUEGO EN EL SUELO

Por LUIS BURGOS (FAO-ICOU)

  
INTRODUCCION

Nuevamente la ruta 36 de la provincia de Buenos Aires en el tapete. Ya son incontables las experiencias vividas a lo largo de tantas décadas por automovilistas, ruralistas, turistas, pobladores, cazadores y pescadores. Encuentros de todo tipo adornan la geografía de estos parajes, muchos solitarios, en su amplio recorrido en pleno corazón de EL NIDO: Seguimientos de Sondas (pequeñas esferas luminosas) a automovilistas, decenas de huellas en sus campos, observación frecuente de objetos no identificados, luminosidades que brotan de los arroyos, montes o mangas de ganado y cuantiosas fotografías conforman una casuística por demás significativa. Y parodiando un poco con el título del film “FUEGO EN EL CIELO” que narra la recordada experiencia de abducción de Travis Walton en 1975 en Arizona (USA), pasamos a los hechos.



TESTIGOS PRIVILEGIADOS

Esta vez nos tocó a tres miembros de la FAO ser testigos directos de un fenómeno extraño. El regreso de la costa bonaerense por la ruta 36 un domingo al anochecer, luego de pasar un fin de semana marino a veces resulta tedioso, si le sumamos el cansancio a cuestas y la monotonía del viaje, pero también se puede tornar tenso si nos encontramos con un transito de apresurados conductores por llegar a destino. Pero la noche del domingo 11 de marzo de 2018, al menos, nos deparó una sorpresa


EL MISTERIO DE LOS 500 METROS

Con Juan al volante y Lucía en el asiento de acompañante, mi cuerpo se recostaba en la parte posterior del lado derecho mirando, como siempre cuando no manejo, el cielo estrellado en busca de ALGO
Tal es así que venía siguiendo dos “parpadeos constantes” hacia la costa rioplatense. Uno se trataba de un avión de línea que sigue su ruta saliendo de Ezeiza o Aeroparque y el otro, al que contabilicé unos ocho destellos, los realizaba cada diez a doce segundos, lo que me llamó la atención y fijé mi vista hacia allí, esta vez en busca de LUCI, aunque la notaba muy baja para ser nuestra común amiga, ya que se posicionaba entre los 15º y 20º. De pronto la voz de Lucía resonó en el habitáculo: “¿Y eso qué fue?” a lo que Juan acotó: “¡Una luz se cayó!”. Mi vista cambió de dirección, pero ya era tarde porque lo que ellos visualizaron ya había pasado para miel reloj indicaba las 20:30 horas.



EL TESTIMONIO DE LUCÍA

“Veníamos por ruta 36 después de haber pasado un fin de semana de pesca en Punta Rasa, justo el día anterior al comienzo de clases en las escuelas secundarias. Sabemos que muchas personas aprovechan hasta el final de sus vacaciones y vuelven “sobre el pucho” para retomar sus obligaciones. Por este motivo la  ruta se encontraba bastante transitada en dirección a La Plata, cosa que siempre me obliga a poner toda mi atención en el tráfico, aunque no vaya al volante. Después de una curva bordeada de una frondosa alameda y de pasar la entrada a Ferrari, vi una luz verde azulada que se prendió en forma lenta como si fuera una lámpara dicroica, pero apenas encendida descendió apagándose antes de llegar al suelo. Si bien la noche y la velocidad me impedían dimensionar certeramente, podría decir que estaba a no más 2 metros de altura, a unos 3 metros del filo de la ruta y entre 200 y 300 metros de distancia. Todo esto duró entre cinco y diez segundos. El lado izquierdo del camino estaba circundado de árboles y me quedé viendo hacia allí intentando encontrar una explicación a lo que acabábamos de ver. De pronto apareció la luz blanca de una casa. Entonces torné la vista hacia abajo, a la derecha, intentando ubicar un mojón, para saber con exactitud en qué lugar estábamos.”


Segundos después me percaté que al costado de la ruta y sobre el sector de la LUZ VERDE AZULADA pegado a un poste en el alambrado se recortaba la figura de “UN FUEGUITO”, diminutivo que aplico porque era una pequeña llama en el pasto. Instintivamente pensé en una ofrenda a un supuesto Gauchito Gil de los caminospero no. Por otra parte, con los pastos secos, ¿quién osaría prender fuego de noche a sabiendas de provocar un gran incendio? a menos que sea  una actitud intencional Esta visión también lo tuvo a Juan como testigo fugaz, pero en cambio, no a Lucía. El resto del viaje fue un concierto de dudas y asociaciones: ¿Qué habían visto? ¿El fueguito se relacionaba con la misteriosa luz? Lo concreto es que todo había transcurrido en esos 500 metros, aproximadamente, que separaban la visión de la LUZ con la de EL FUEGUITO. Demás está decir que lo primero que me vino a la mente fue aquella increíble persecución de la familia Labaronnie en 2002 en los sucesos de Gobernador Ugarte (Bs. As.) de un FUEGUITO a campo traviesa!!! Tal vez no tenga nada que ver una cosa con la otra, pero el instinto es así, a veces nos juega una mala pasada y a veces acierta

LA INVESTIGACION IN SITU

Como todo ufólogo que se precie de INVESTIGADOR DE CAMPO y no de OPINOLOGO a distancia, o RECOPILADOR de casos y entrevistas, apenas transcurridas 17 horas del hecho, junto a Lucía retornamos a las 13:30 Hs. del día lunes a la ruta 36 para localizar el sitio exacto de la experiencia vivida. El mojón marca kilómetro 92, próximo al desvio del pueblo de Ferrari. Esa era la zona en cuestión. Luego de algunas marchas y contramarchas, allí estaba EL FUEGUITO de pocos centímetros de la noche anterior transformado en una  marca quemada de forma ELIPSOIDAL de 3 metros de diámetro!!! Es decir, que ese fueguito siguió su combustión y quemó una interesante porción de pastos secos pegados al alambrado y debajo de “un poste de luz”. Por qué no subió y prendió el poste, es un misterio como así también por qué no traspasó el alambrado. Todo se redujo a ese rastro afortunadamente sin provocar un incendio de los pastizales, tal cual lo documentamos. La brújula marcaba el norte verdadero sin ninguna variación. El contador Geyger no arrojaba anomalías, pero el detector EEM encendió la alarma de detección con valores anormales, seguramente potenciados por el tendido de los cables de luz. El Neodimio no dio resultado positivo en busca de LIMADURAS DE HIERRO en la huella quemada. El entorno hacía confluir varios POLOS DE ATRACCION: cableados, molinos cercanos, antenas, mangas de ganado y arboledas.
  

CONCLUSIONES

Como Hipótesis de Trabajo lo primero que tratamos de asociar es “fenómeno luminoso- fuego en el suelo”, pero no podemos tener una certeza exacta. La observación de esa fuente lumínica cercana a un fuego en el terreno no sería lo más indicado a relacionar, excepto que una cosa (el fuego) haya sido provocada por la otra (luz verde azulada). Tiempo y distancias coinciden al menosla marca QUEMADA no es la que deja el OVNI al aterrizar o sobrevolar la superficie, pero sí existen algunos casos de “quemazones” hechas por acercamientos de estos objetos. Y acá nos viene a la memoria aquel recordado caso de LONDRES, (Catamarca) de 1982, donde un OVNI provocó un vendaval que terminó incendiando varias construcciones del pueblo y por qué no decirlo, la polémica gran huella ovoide “quemada” de El Pajarillo, de 1986.

Y de resultas de todo esto, es importante recalcar que al momento de observarse la luz, seguir el trayecto en la ruta con el automóvil y distinguir el fueguito, NO SE PERCIBIÓ CORTE DEL SUMINISTRO ELÉCTRICO, en la finca lindante entre ambos puntos.


EPÍLOGO

UN MISTERIO SIN RESOLVER, uno más,  en este complejo mundo de la Ovnilogía. Así como Demetrio, noches atrás terminaba de escuchar el tema “Lucy en el cielo con diamantes” de Los Beatles, mientras caminaba por una playa bonaerense y de repente se le apareció LUCIesta vez, un kilómetro más delante de la observación del FUEGUITO, el cartel de una Iglesia Evangelista, al costado de la ruta, rezaba: FUEGO  DE LO ALTO