INTRODUCCIÓN
Según la explicación científica, cuando un animal o vegetal
se descompone sobre el suelo o está enterrado muy cerca de la superficie, con
frecuencia, ocurre que emana nitrógeno y fósforo en forma de gas. Esta
descomposición bacteriana se ve de color verde o azul fluorescente por la noche
y como «flotando» por encima del suelo, a veces describiendo movimientos
ondeantes, a veces inmóvil. Es frecuente ver estas “fluorescencias” en
los cementerios y en el campo, especialmente en taperas.
PRÓLOGO
Desde épocas inmemoriales las “taperas” campestres juegan un
papel fundamental en el folklore popular argentino y, según las regiones
provinciales, cada una tiene su propia versión lúgubre y terrorífica, ya que
desde allí, según narran muchos historiadores, se han visto merodear o salir
todo tipo de personajes: fantasmas, almas errantes, demonios, duendes,
apariciones de ultratumba, espíritus malignos, bultos extraños vagando por la
superficie y luminosidades persiguiendo caminantes o jinetes, que vienen a
formar parte de un combo autóctono que corrió de boca en boca desde los
primeros pobladores de esta parte del globo. Y con el tiempo, nacieron las
leyendas populares, esas que escuchábamos desde niños y nos asustaban o no nos
dejaban dormir por las noches.
LAS TAPERAS ACTUALES
A muchos, la mayoría, no les llama la mínima atención pasar
por una tapera, pero en cambio otros, los menos, se toman un minuto de tiempo
para reflexionar sobre qué habrá sido ese lugar en otros tiempos, hoy
abandonado y derrumbado casi en su totalidad ¿Quiénes lo habrán habitado? ¿Qué
historia de vida tendrá? ¿Por qué lo abandonaron? Las taperas por sí mismas,
encierran un halo de inquietud, y si a eso le sumamos historias camperas de los
propios habitantes de la geografía circundante, todo se potencia. Dentro del
folklore regional, no hay leyenda, mito o historieta que no las mencione. Y a
nosotros, los ufólogos, también nos llega todo esto. Posicionadas como uno de
“los últimos polos de atracción” que descubrimos en la fenomenología OVNI, el
paso siguiente fue indagar en nuestro Banco de Datos nacional, la casuística
relacionada con ellas. Obviamente, la sorpresa fue mayúscula, porque desde antes
de 1947 (era contemporánea platillista) las mismas estaban en el entorno de la
famosa y temida “luz mala”, luego en los sobrevuelos de platos voladores de los
40’s y 50’s y, hoy por hoy, en los aterrizajes y cuasi-aterrizajes OVNI.
OBJETIVO: TAPERAS
Posiblemente sea el POLO DE ATRACCIÓN más enigmático, más
extraño. Las primeras preguntas que nos vienen a la mente son ¿Por qué las
taperas? ¿Qué tienen? ¿Qué les atrae? Y quizás las respuestas sean más sencilla
de lo que parecen: ¡EL CAMUFLAJE PERFECTO! ¿A quién se le ocurriría pensar o
suponer que una vieja edificación abandonada pueda ser utilizada como “centro
de operaciones OVNI”? Evidentemente, si el objetivo es “pasar desapercibidos”,
que mejor que mimetizarse en taperas y desde allí salir, entrar, monitorear,
etc. sin que a nadie le llame la atención. Con nuestro equipo de investigación
siempre buscamos el porqué de los acontecimientos y sin dudas las taperas, no
marcan la excepción. Como hipótesis de trabajo es más que válida, ya que aún no
se nos cruza otra cosa. Y la casuística OVNI en taperas no sólo abunda, sino
que reafirma, tal vez, lo que pensamos.
Casi con seguridad que los viejos investigadores de campo ni
por asomo asociaban las taperas al aterrizaje o sobrevuelo OVNI.
Lamentablemente muchísimos episodios relacionados con éstas se han perdido, ya
que ignoramos si en los sitios de incursiones de décadas pasadas, a baja altura
o con descensos, había taperas cercanas. Rescatamos tan sólo una parte del
Fenómeno. Esto lo “descubrimos” hace pocos años, de tanto llevarnos por delante
estas vetustas construcciones. Pero más vale tarde que nunca dice el refrán.
Por tanto, de un tiempo a esta parte las tenemos en la mira e inclusive con
trabajos “a futuro” en ellas.
PERO ¿CÓMO SE UTILIZARÍAN
TECNOLÓGICAMENTE?
Al mejor estilo de aquella popular serie televisiva de los
60’s: “Los Invasores”, cuando el arquitecto investigador David Vincent recibía
una denuncia de un hecho alienígena y al llegar se encontraba con una
construcción, a simple vista, abandonada por años…
En este caso actual de las taperas, ignoramos el tipo de
hábitat que cumplirían, permanentes o aperiódicos, tipo nómades. Tampoco
sabemos si el escondite “físicamente” sería subterráneo o… ¿virtual? Pero lo
que nos llama poderosamente la atención son algunos testimonios recogidos que
nos refieren a “personajes fuera de época” en el entorno geográfico. En pocas
palabras, gente de otro tiempo, a estar por sus vestimentas o atuendos. Y aquí
es dónde se empiezan a “quemar los papeles” ¿A qué obedece todo este combo que
se nos presenta? ¿Qué tipo de relación podría existir entre el OVNI y escenas
antiguas? ¿Forman parte del camuflaje o verdaderamente están asociadas en un
mismo espacio terrestre, pero en otro tiempo? ¿Mundos paralelos intercalados?
Simplemente y llamativamente nos muestran o nos hacen ver… “imágenes de otra realidad”.
ALGUNOS CASOS
EMBLEMÁTICOS…
Muy posiblemente la provincia de La Pampa, integrada a la
vasta Patagonia, sea la región argentina con mayor número de historietas de
taperas asociadas a la “luz mala” de otrora, convertidas en Fenómenos OVNI a
partir de los años 50’s. Y existe un sitio pampeano emblemático para todo esto:
El paraje La Araña, perteneciente al departamento de Toay y enclavado en la RP
N° 14, a unos 50 kilómetros al oeste de Santa Rosa, lugar de innumerables
relatos de pobladores, transeúntes y automovilistas. Allí, en las décadas de
los 50’s y 60’s supo brillar el mítico boliche campestre de la familia Ulrich,
liderado por don Adolfo Ulrich, quien esperaba, pipa en mano, a los viajeros
con su naranjina, vermouth, vino o cerveza, según los gustos. Y a pocos metros,
la escuela, la capilla y el galpón donde se celebraban las famosas “bailantas”.
En el ambiente ufológico siempre se recuerda aquel incidente de principios de
los 60’s, cuando ya de madrugada, al término del baile, varios asistentes
observan un objeto de gran luminosidad cruzar la ruta y precipitarse a pocos
metros de éstos. El extraño intruso “se lleva puesta la alambrada”, cae, hace
unos movimientos y a los pocos segundos levanta vuelo como si nada hubiera
pasado…
Hoy, de aquella época, prácticamente no queda nada, sólo unas pocas ruinas en pie, pero el Fenómeno sigue latente a pesar del tiempo transcurrido. Algo “le atrae” de ese lugar porque los casos han perdurado. Y estar en La Araña, les puedo asegurar es respirar parte de la Ovnilogía nacional…
ENANITOS A LA VISTA
Cuando comencé a elaborar la nota, el segundo caso que me
vino a la mente, posterior a La Araña, fue aquel de la zona sur de La Plata
(Bs. As.), donde a fines de 1983, un grupo de diminutas entidades humanoides
tuvieron en vilo a todo un barrio, a la prensa, y también a quienes
investigamos in situ, durante dos meses seguidos, sin dejar de concurrir un sólo
día al lugar. Eran los huidizos Enanitos Verdes de Villa Montoro, visitantes
temporarios de una “casa abandonada” sita en la calle 600 entre 3 y 4, en medio
de una tupida vegetación circundante. Depurando toda la casuística presentada,
nos quedó un interesantísimo remanente de extrañezas…
ALGO FUERA DE CONTEXTO
Mercedes es una localidad correntina, del departamento del
mismo nombre, cuya figura emblemática es el famoso “Gauchito Gil” y se halla
situada sobre la RN N° 123, a 238 kilómetros al sur de Corrientes capital. En
sus proximidades, en 1998 ocurrió un evento por demás significativo que tuvo como
protagonistas a cinco jóvenes, tres de los cuales, son familiares directos de
nuestro colaborador en Corrientes “Pipo” Palacios, quien tras un denodado
esfuerzo pudo reconstruir los hechos, ya que los testigos permanecen renuentes
a dar detalles de lo vivido aquella jornada. Los protagonistas de la historia
provenían de Paso de los Libres camino a Chavarría y al pasar Mercedes y dejar
atrás el pueblo de Felipe Yofre, deciden parar en un viejo bar, a la vera de la
ruta, a tomar algo y descansar un rato. Lo primero que les llamó la atención
fue que adentro estaba prácticamente lleno de gente, pero el único automóvil
que había afuera era el Ford Escort de ellos. Una sola luz iluminaba el sitio y
en su interior se percibía un fuerte olor a humedad, “a viejo”, tal lo que describieron.
Los parroquianos los miraron sin decir una palabra y todos, tanto hombres como
mujeres, estaban vestidos con ropa antigua. Algunos presentaban largos bigotes.
No les gustó para nada el cuadro de situación y optaron por retirarse
raudamente. A todo esto, el auto estaba fallando, y unos kilómetros más adelante
se detienen en una estación de servicios “Shell” y dialogaron con un joven
encargado de la gomería del lugar. Al comentarle lo sucedido, el gomero les
dijo “que eso era imposible… porque ese lugar es una tapera desde hace años”.
Cuando días después vuelven a pasar por el mismo sitio, comprobaron que
efectivamente en ese sitio existía una construcción abandonada, que ni techo
tenía…
Lugareños afirman que la región contiene innumerables
registros de hechos extraños. Nuestra búsqueda se remonta en esa misma
localidad, pero en los años 50’s, cuando un gran objeto volador sobrevoló la
casa de la familia Echavarría, ante el asombro de todos. Al poco tiempo, dos
hombres muy bien trajeados (¿HDN?) se apersonaron e indagaron sobre lo que les
había ocurrido…
LO ASOMBROSO DE UGARTE
En el año 2002 nos tocó investigar y estar muy ligados al
caso de Gobernador Ugarte, pueblo bonaerense perteneciente al partido de 25 de
Mayo y ubicado sobre la RP N° 51, a unos 200 kilómetros de Buenos Aires. Todo
comenzó la noche del 17 de julio, cuando una comisión policial del Destacamento
toma contacto con un OVNI, que surge repentinamente de una tapera. Fue tal el
asombro, que los oficiales se parapetan detrás del patrullero en actitud
defensiva. Casualmente, un par de horas antes habíamos llamado al Destacamento
indagando sobre un caso mutilación de ganado y grande fue la sorpresa cuando
antes de medianoche, el sargento Reinoso nos comunica sobre la insólita
presencia y a su vez nos indica, acaloradamente, que el joven Ricardo
Labaronnie había logrado filmarlo. Ante este estado de cosas nos dirigimos a
los pocos días al poblado y a partir de entonces durante el resto del año 2002,
y casi todo el 2003, cuantiosos fueron los viajes realizados junto a “Pelusa”
Soer, Nelson Polanco, Miguel Peralta y Diego Sánchez, donde pudimos comprobar
la actividad anómala existente, inclusive mediante experiencias propias.
Habíamos “descubierto” una nueva zona caliente! Una más en este largo
peregrinar desde 1969…
Del cúmulo de videos y relatos que componen el caso Ugarte, existe uno que tiene vinculación con la presente nota. Demás está decir que uno de los puntos orientados por las noches de vigilias resultó ser la tapera que dio origen a los sucesos, como así también la estancia “La Esperanza”. Una mañana, Carolina Labaronnie, hermana de Ricardo, se dirige caminando hacia la estancia llevando una torta para Laura Tobares, quien cumplía años y era la casera, junto a su marido, en “La Esperanza”. Desde la tranquera inicia su recorrido de unos 3 kilómetros de tierra y observa venir en sentido contrario una parejita de niños, de unos 10 o 12 años, ambos vestidos a la usanza, quienes la saludan con un “Hola Carolina... Laura no está!”. Un par de pasos tardó en reaccionar, ya que se sorprendió que la llamen por su nombre y que supieran que iba a ver a Laura! pues, no los conocía ni los había visto nunca. Se frena, se da vuelta y los niños “ya no estaban”… se los había tragado la tierra… se habían evaporado ¿Qué había ocurrido? ¿Cómo relacionamos este encuentro cercano con los OVNIS de allí? Sólo conjeturas y un mar de elucubraciones para poder empezar a esbozar algo. Lo concreto es que nuevamente una tapera se sitúa como epicentro de hechos ufológicos y a su vez, de episodios “fuera de nuestro tiempo”.
UNA PERLITA…
Valeriano Verdugo, allá por los 80’s, era camionero y sus
viajes resultaban extensos. En una oportunidad, viniendo con carga desde el
puerto de Buenos Aires, le sucedió una experiencia única e inquietante entre
todo su anecdotario como chofer del Scania. El destino final era una usina en
la localidad pampeana de 25 de Mayo, por lo que debía cruzar todo el vasto y
desolado desierto pampeano, trayecto que ya lo había realizado en otras ocasiones.
Lo acompañaban su esposa y su hijo, que dormía en la cucheta. Pasado el pueblo
de Chacharramendi, observan un individuo haciendo dedo, y como Valeriano sabía
que a esas horas de la noche nadie lo iba a levantar porque además era una ruta
casi sin tránsito, se detuvo e hizo subir a la persona, de unos 40 años, que se
acomodó del lado de la puerta. Le llamó la atención, a primera instancia, su
vestimenta: Sombrero de paja, que se lo quitó al subir, guantes blancos, saco
muy corto y portando un maletín. “Parecía de otra época o disfrazado para el
carnaval”, manifestó. Lo primero que hizo Valeriano fue trabar conversación, ya
que restaban aún unos 90 minutos para arribar a destino. De acento normal,
parecía conocer todos los lugares de la región y cuando el chofer le preguntaba
algo, sus respuestas eran cortantes o cambiaba de tema y hasta le dio la
sensación que sus réplicas se adelantaban a sus preguntas. Todo eso le generó
un clima de nerviosismo que no lo quiso trasladar a su señora y se lamentaba
haber subido a ese personaje. A todo esto, su mujer advierte de unas luces a la
derecha del camión. Efectivamente, seguían un recorrido paralelo al vehículo
como acompañándolo, sobrevolando un monte. Dos de ellas eran más grandes y una
más chica atrás, que las seguía. Todas de un color rojizo-amarillento.
En determinado momento, Valeriano le comenta algo sobre
“platos voladores” a lo que el extraño acompañante se hizo el desentendido.
Faltaban pocos kilómetros para llegar al paraje La Reforma, cuando el individuo
le dice que se bajaría en una manga de ganado próxima, al costado del camino.
El camionero le indica que allí “no hay nada de nada” a lo que el visitante
contesta “ya me voy a arreglar”. Lo dejan allí, en medio de la soledad de la
noche y en ese momento comprueban que las luces acompañantes habían
desaparecido. Faltaban 5 kilómetros para llegar a La Reforma. Por años,
Valeriano Verdugo al único que le confió su caso fue a su amigo Jorge
Altamirano, policía en la Comisaría del pueblo de Quehué (La Pampa).
Un suceso de similares características, que muchos
recordarán, le ocurrió al camionero Héctor Gorrasi, en 1973, con una
luminosidad que lo hace detener y se topa con tres entidades “humanas” que
traba conversación, al costado de la RP N° 36, una noche que transportaba vacas
al embarcadero de Vieytez (Bs. As.), con la diferencia que Gorrasi sufrió un
“missing time” de horas.
CONCLUSIONES
La Araña, Villa Montoro, Ugarte, Mercedes… y vaya uno a
saber cuántos parajes, rutas y pueblos argentinos han tenido, y tienen,
historias semejantes con las TAPERAS como mudos testigos de acontecimientos por
demás infrecuentes. ¿Toma cuerpo la interpretación de los Viajeros del Tiempo?
¿Acaso alguien está enviando gente a nuestro presente? ¿Anomalías disociadas o
todo tiene que ver con todo? Científicamente sería fantástico que una
inteligencia esté “trabajando” con vórtices dimensionales, el sueño perfecto de
todo físico terrestre, pero a su vez resultaría inquietante según, desde donde
se lo mire. Pero así también, nuestros archivos albergan casos de encuentros
con “entidades no asociadas” tan humanas como nosotros: Haciendo dedo en las
rutas, cruzándose por delante de uno, intercambiando palabras, etc. que nos
generan más confusión aún ¿Qué significado tiene todo este combo? Seguramente a partir de ahora, muchas
contingencias se irán hilvanando, pero resulta obvio y somos conscientes que,
para llegar a acercarnos mínimamente a la verdad, aún nos queda mucho camino
por recorrer…
EPÍLOGO
(Para pensar…)
Hace unos años, una
persona muy apasionada por el tema OVNI me dijo: “Para mí están mandando gente
del futuro…”. Mi respuesta fue: “Interesantísima hipótesis, pero tiene dos
cuestiones… una a favor y otra en contra. A favor, que el mundo siguió andando.
No se autodestruyó por una guerra o una epidemia como muchos sostienen. Y en
contra, que si son del futuro, vienen a experimentar su pasado y por ende,
nosotros ahora mismo ya estamos muertos”. Me miró con cara de asombro, me
saludó y se retiró. Hasta hoy, nunca más hablamos del tema.