lunes, 19 de abril de 2021

LAS TAPERAS DEL TIEMPO


por Luis Burgos (FAO- ICOU)

 

INTRODUCCIÓN

Según la explicación científica, cuando un animal o vegetal se descompone sobre el suelo o está enterrado muy cerca de la superficie, con frecuencia, ocurre que emana nitrógeno y fósforo en forma de gas. Esta descomposición bacteriana se ve de color verde o azul fluorescente por la noche y como «flotando» por encima del suelo, a veces describiendo movimientos ondeantes, a veces inmóvil. Es frecuente ver estas “fluorescencias” en los cementerios y en el campo, especialmente en taperas.

 

PRÓLOGO

Desde épocas inmemoriales las “taperas” campestres juegan un papel fundamental en el folklore popular argentino y, según las regiones provinciales, cada una tiene su propia versión lúgubre y terrorífica, ya que desde allí, según narran muchos historiadores, se han visto merodear o salir todo tipo de personajes: fantasmas, almas errantes, demonios, duendes, apariciones de ultratumba, espíritus malignos, bultos extraños vagando por la superficie y luminosidades persiguiendo caminantes o jinetes, que vienen a formar parte de un combo autóctono que corrió de boca en boca desde los primeros pobladores de esta parte del globo. Y con el tiempo, nacieron las leyendas populares, esas que escuchábamos desde niños y nos asustaban o no nos dejaban dormir por las noches.


LAS TAPERAS ACTUALES

A muchos, la mayoría, no les llama la mínima atención pasar por una tapera, pero en cambio otros, los menos, se toman un minuto de tiempo para reflexionar sobre qué habrá sido ese lugar en otros tiempos, hoy abandonado y derrumbado casi en su totalidad ¿Quiénes lo habrán habitado? ¿Qué historia de vida tendrá? ¿Por qué lo abandonaron? Las taperas por sí mismas, encierran un halo de inquietud, y si a eso le sumamos historias camperas de los propios habitantes de la geografía circundante, todo se potencia. Dentro del folklore regional, no hay leyenda, mito o historieta que no las mencione. Y a nosotros, los ufólogos, también nos llega todo esto. Posicionadas como uno de “los últimos polos de atracción” que descubrimos en la fenomenología OVNI, el paso siguiente fue indagar en nuestro Banco de Datos nacional, la casuística relacionada con ellas. Obviamente, la sorpresa fue mayúscula, porque desde antes de 1947 (era contemporánea platillista) las mismas estaban en el entorno de la famosa y temida “luz mala”, luego en los sobrevuelos de platos voladores de los 40’s y 50’s y, hoy por hoy, en los aterrizajes y cuasi-aterrizajes OVNI. 

 

OBJETIVO: TAPERAS

Posiblemente sea el POLO DE ATRACCIÓN más enigmático, más extraño. Las primeras preguntas que nos vienen a la mente son ¿Por qué las taperas? ¿Qué tienen? ¿Qué les atrae? Y quizás las respuestas sean más sencilla de lo que parecen: ¡EL CAMUFLAJE PERFECTO! ¿A quién se le ocurriría pensar o suponer que una vieja edificación abandonada pueda ser utilizada como “centro de operaciones OVNI”? Evidentemente, si el objetivo es “pasar desapercibidos”, que mejor que mimetizarse en taperas y desde allí salir, entrar, monitorear, etc. sin que a nadie le llame la atención. Con nuestro equipo de investigación siempre buscamos el porqué de los acontecimientos y sin dudas las taperas, no marcan la excepción. Como hipótesis de trabajo es más que válida, ya que aún no se nos cruza otra cosa. Y la casuística OVNI en taperas no sólo abunda, sino que reafirma, tal vez, lo que pensamos.

Casi con seguridad que los viejos investigadores de campo ni por asomo asociaban las taperas al aterrizaje o sobrevuelo OVNI. Lamentablemente muchísimos episodios relacionados con éstas se han perdido, ya que ignoramos si en los sitios de incursiones de décadas pasadas, a baja altura o con descensos, había taperas cercanas. Rescatamos tan sólo una parte del Fenómeno. Esto lo “descubrimos” hace pocos años, de tanto llevarnos por delante estas vetustas construcciones. Pero más vale tarde que nunca dice el refrán. Por tanto, de un tiempo a esta parte las tenemos en la mira e inclusive con trabajos “a futuro” en ellas.

 

PERO ¿CÓMO SE UTILIZARÍAN TECNOLÓGICAMENTE?

Al mejor estilo de aquella popular serie televisiva de los 60’s: “Los Invasores”, cuando el arquitecto investigador David Vincent recibía una denuncia de un hecho alienígena y al llegar se encontraba con una construcción, a simple vista, abandonada por años…

En este caso actual de las taperas, ignoramos el tipo de hábitat que cumplirían, permanentes o aperiódicos, tipo nómades. Tampoco sabemos si el escondite “físicamente” sería subterráneo o… ¿virtual? Pero lo que nos llama poderosamente la atención son algunos testimonios recogidos que nos refieren a “personajes fuera de época” en el entorno geográfico. En pocas palabras, gente de otro tiempo, a estar por sus vestimentas o atuendos. Y aquí es dónde se empiezan a “quemar los papeles” ¿A qué obedece todo este combo que se nos presenta? ¿Qué tipo de relación podría existir entre el OVNI y escenas antiguas? ¿Forman parte del camuflaje o verdaderamente están asociadas en un mismo espacio terrestre, pero en otro tiempo? ¿Mundos paralelos intercalados? Simplemente y llamativamente nos muestran o nos hacen ver… “imágenes de otra realidad”. 

 

ALGUNOS CASOS EMBLEMÁTICOS…

Muy posiblemente la provincia de La Pampa, integrada a la vasta Patagonia, sea la región argentina con mayor número de historietas de taperas asociadas a la “luz mala” de otrora, convertidas en Fenómenos OVNI a partir de los años 50’s. Y existe un sitio pampeano emblemático para todo esto: El paraje La Araña, perteneciente al departamento de Toay y enclavado en la RP N° 14, a unos 50 kilómetros al oeste de Santa Rosa, lugar de innumerables relatos de pobladores, transeúntes y automovilistas. Allí, en las décadas de los 50’s y 60’s supo brillar el mítico boliche campestre de la familia Ulrich, liderado por don Adolfo Ulrich, quien esperaba, pipa en mano, a los viajeros con su naranjina, vermouth, vino o cerveza, según los gustos. Y a pocos metros, la escuela, la capilla y el galpón donde se celebraban las famosas “bailantas”. En el ambiente ufológico siempre se recuerda aquel incidente de principios de los 60’s, cuando ya de madrugada, al término del baile, varios asistentes observan un objeto de gran luminosidad cruzar la ruta y precipitarse a pocos metros de éstos. El extraño intruso “se lleva puesta la alambrada”, cae, hace unos movimientos y a los pocos segundos levanta vuelo como si nada hubiera pasado…



Hoy, de aquella época, prácticamente no queda nada, sólo unas pocas ruinas en pie, pero el Fenómeno sigue latente a pesar del tiempo transcurrido. Algo “le atrae” de ese lugar porque los casos han perdurado. Y estar en La Araña, les puedo asegurar es respirar parte de la Ovnilogía nacional…


ENANITOS A LA VISTA

Cuando comencé a elaborar la nota, el segundo caso que me vino a la mente, posterior a La Araña, fue aquel de la zona sur de La Plata (Bs. As.), donde a fines de 1983, un grupo de diminutas entidades humanoides tuvieron en vilo a todo un barrio, a la prensa, y también a quienes investigamos in situ, durante dos meses seguidos, sin dejar de concurrir un sólo día al lugar. Eran los huidizos Enanitos Verdes de Villa Montoro, visitantes temporarios de una “casa abandonada” sita en la calle 600 entre 3 y 4, en medio de una tupida vegetación circundante. Depurando toda la casuística presentada, nos quedó un interesantísimo remanente de extrañezas

 

ALGO FUERA DE CONTEXTO

Mercedes es una localidad correntina, del departamento del mismo nombre, cuya figura emblemática es el famoso “Gauchito Gil” y se halla situada sobre la RN N° 123, a 238 kilómetros al sur de Corrientes capital. En sus proximidades, en 1998 ocurrió un evento por demás significativo que tuvo como protagonistas a cinco jóvenes, tres de los cuales, son familiares directos de nuestro colaborador en Corrientes “Pipo” Palacios, quien tras un denodado esfuerzo pudo reconstruir los hechos, ya que los testigos permanecen renuentes a dar detalles de lo vivido aquella jornada. Los protagonistas de la historia provenían de Paso de los Libres camino a Chavarría y al pasar Mercedes y dejar atrás el pueblo de Felipe Yofre, deciden parar en un viejo bar, a la vera de la ruta, a tomar algo y descansar un rato. Lo primero que les llamó la atención fue que adentro estaba prácticamente lleno de gente, pero el único automóvil que había afuera era el Ford Escort de ellos. Una sola luz iluminaba el sitio y en su interior se percibía un fuerte olor a humedad, “a viejo”, tal lo que describieron. Los parroquianos los miraron sin decir una palabra y todos, tanto hombres como mujeres, estaban vestidos con ropa antigua. Algunos presentaban largos bigotes. No les gustó para nada el cuadro de situación y optaron por retirarse raudamente. A todo esto, el auto estaba fallando, y unos kilómetros más adelante se detienen en una estación de servicios “Shell” y dialogaron con un joven encargado de la gomería del lugar. Al comentarle lo sucedido, el gomero les dijo “que eso era imposible… porque ese lugar es una tapera desde hace años”. Cuando días después vuelven a pasar por el mismo sitio, comprobaron que efectivamente en ese sitio existía una construcción abandonada, que ni techo tenía…

Lugareños afirman que la región contiene innumerables registros de hechos extraños. Nuestra búsqueda se remonta en esa misma localidad, pero en los años 50’s, cuando un gran objeto volador sobrevoló la casa de la familia Echavarría, ante el asombro de todos. Al poco tiempo, dos hombres muy bien trajeados (¿HDN?) se apersonaron e indagaron sobre lo que les había ocurrido…


LO ASOMBROSO DE UGARTE

En el año 2002 nos tocó investigar y estar muy ligados al caso de Gobernador Ugarte, pueblo bonaerense perteneciente al partido de 25 de Mayo y ubicado sobre la RP N° 51, a unos 200 kilómetros de Buenos Aires. Todo comenzó la noche del 17 de julio, cuando una comisión policial del Destacamento toma contacto con un OVNI, que surge repentinamente de una tapera. Fue tal el asombro, que los oficiales se parapetan detrás del patrullero en actitud defensiva. Casualmente, un par de horas antes habíamos llamado al Destacamento indagando sobre un caso mutilación de ganado y grande fue la sorpresa cuando antes de medianoche, el sargento Reinoso nos comunica sobre la insólita presencia y a su vez nos indica, acaloradamente, que el joven Ricardo Labaronnie había logrado filmarlo. Ante este estado de cosas nos dirigimos a los pocos días al poblado y a partir de entonces durante el resto del año 2002, y casi todo el 2003, cuantiosos fueron los viajes realizados junto a “Pelusa” Soer, Nelson Polanco, Miguel Peralta y Diego Sánchez, donde pudimos comprobar la actividad anómala existente, inclusive mediante experiencias propias. Habíamos “descubierto” una nueva zona caliente! Una más en este largo peregrinar desde 1969…

Del cúmulo de videos y relatos que componen el caso Ugarte, existe uno que tiene vinculación con la presente nota. Demás está decir que uno de los puntos orientados por las noches de vigilias resultó ser la tapera que dio origen a los sucesos, como así también la estancia “La Esperanza”. Una mañana, Carolina Labaronnie, hermana de Ricardo, se dirige caminando hacia la estancia llevando una torta para Laura Tobares, quien cumplía años y era la casera, junto a su marido, en “La Esperanza”. Desde la tranquera inicia su recorrido de unos 3 kilómetros de tierra y observa venir en sentido contrario una parejita de niños, de unos 10 o 12 años, ambos vestidos a la usanza, quienes la saludan con un “Hola Carolina... Laura no está!”. Un par de pasos tardó en reaccionar, ya que se sorprendió que la llamen por su nombre y que supieran que iba a ver a Laura!  pues, no los conocía ni los había visto nunca. Se frena, se da vuelta y los niños “ya no estaban”… se los había tragado la tierra… se habían evaporado ¿Qué había ocurrido? ¿Cómo relacionamos este encuentro cercano con los OVNIS de allí? Sólo conjeturas y un mar de elucubraciones para poder empezar a esbozar algo. Lo concreto es que nuevamente una tapera se sitúa como epicentro de hechos ufológicos y a su vez, de episodios “fuera de nuestro tiempo”.



UNA PERLITA…

Valeriano Verdugo, allá por los 80’s, era camionero y sus viajes resultaban extensos. En una oportunidad, viniendo con carga desde el puerto de Buenos Aires, le sucedió una experiencia única e inquietante entre todo su anecdotario como chofer del Scania. El destino final era una usina en la localidad pampeana de 25 de Mayo, por lo que debía cruzar todo el vasto y desolado desierto pampeano, trayecto que ya lo había realizado en otras ocasiones. Lo acompañaban su esposa y su hijo, que dormía en la cucheta. Pasado el pueblo de Chacharramendi, observan un individuo haciendo dedo, y como Valeriano sabía que a esas horas de la noche nadie lo iba a levantar porque además era una ruta casi sin tránsito, se detuvo e hizo subir a la persona, de unos 40 años, que se acomodó del lado de la puerta. Le llamó la atención, a primera instancia, su vestimenta: Sombrero de paja, que se lo quitó al subir, guantes blancos, saco muy corto y portando un maletín. “Parecía de otra época o disfrazado para el carnaval”, manifestó. Lo primero que hizo Valeriano fue trabar conversación, ya que restaban aún unos 90 minutos para arribar a destino. De acento normal, parecía conocer todos los lugares de la región y cuando el chofer le preguntaba algo, sus respuestas eran cortantes o cambiaba de tema y hasta le dio la sensación que sus réplicas se adelantaban a sus preguntas. Todo eso le generó un clima de nerviosismo que no lo quiso trasladar a su señora y se lamentaba haber subido a ese personaje. A todo esto, su mujer advierte de unas luces a la derecha del camión. Efectivamente, seguían un recorrido paralelo al vehículo como acompañándolo, sobrevolando un monte. Dos de ellas eran más grandes y una más chica atrás, que las seguía. Todas de un color rojizo-amarillento.

En determinado momento, Valeriano le comenta algo sobre “platos voladores” a lo que el extraño acompañante se hizo el desentendido. Faltaban pocos kilómetros para llegar al paraje La Reforma, cuando el individuo le dice que se bajaría en una manga de ganado próxima, al costado del camino. El camionero le indica que allí “no hay nada de nada” a lo que el visitante contesta “ya me voy a arreglar”. Lo dejan allí, en medio de la soledad de la noche y en ese momento comprueban que las luces acompañantes habían desaparecido. Faltaban 5 kilómetros para llegar a La Reforma. Por años, Valeriano Verdugo al único que le confió su caso fue a su amigo Jorge Altamirano, policía en la Comisaría del pueblo de Quehué (La Pampa).

Un suceso de similares características, que muchos recordarán, le ocurrió al camionero Héctor Gorrasi, en 1973, con una luminosidad que lo hace detener y se topa con tres entidades “humanas” que traba conversación, al costado de la RP N° 36, una noche que transportaba vacas al embarcadero de Vieytez (Bs. As.), con la diferencia que Gorrasi sufrió un “missing time” de horas.

 

CONCLUSIONES

La Araña, Villa Montoro, Ugarte, Mercedes… y vaya uno a saber cuántos parajes, rutas y pueblos argentinos han tenido, y tienen, historias semejantes con las TAPERAS como mudos testigos de acontecimientos por demás infrecuentes. ¿Toma cuerpo la interpretación de los Viajeros del Tiempo? ¿Acaso alguien está enviando gente a nuestro presente? ¿Anomalías disociadas o todo tiene que ver con todo? Científicamente sería fantástico que una inteligencia esté “trabajando” con vórtices dimensionales, el sueño perfecto de todo físico terrestre, pero a su vez resultaría inquietante según, desde donde se lo mire. Pero así también, nuestros archivos albergan casos de encuentros con “entidades no asociadas” tan humanas como nosotros: Haciendo dedo en las rutas, cruzándose por delante de uno, intercambiando palabras, etc. que nos generan más confusión aún ¿Qué significado tiene todo este combo?  Seguramente a partir de ahora, muchas contingencias se irán hilvanando, pero resulta obvio y somos conscientes que, para llegar a acercarnos mínimamente a la verdad, aún nos queda mucho camino por recorrer…


EPÍLOGO

(Para pensar…)

Hace unos años, una persona muy apasionada por el tema OVNI me dijo: “Para mí están mandando gente del futuro…”. Mi respuesta fue: “Interesantísima hipótesis, pero tiene dos cuestiones… una a favor y otra en contra. A favor, que el mundo siguió andando. No se autodestruyó por una guerra o una epidemia como muchos sostienen. Y en contra, que si son del futuro, vienen a experimentar su pasado y por ende, nosotros ahora mismo ya estamos muertos”. Me miró con cara de asombro, me saludó y se retiró. Hasta hoy, nunca más hablamos del tema.